En épocas ancestrales ofrecer una mandarina a un invitado era considerado una ofrenda y una bendición, pero ¿Por qué? Porque la mandarina tiene propiedades esotéricas como la mejoría del estado de ánimo, promueve la conexión con nuestras almas de niños, ayuda a alejar el miedo y la angustia, entre muchísimas cosas más.
La ley de las tres peticiones, una ley ocultista que exige que cualquier petición mágica profundamente significativa debe formularse tres veces, era estrictamente respetada en esta disciplina.
El principio en el que se basa esta ley es en el de que, a la primera declaración, se alerta a la mente consciente, a la segunda entra en juego el subconsciente y, a la tercera, el espíritu está lo suficientemente en comunicación con ambos niveles de conciencia como para poder responder por sí mismo sin interferencia de las normas racionales programadas.
En épocas ancestrales ofrecer una mandarina a un invitado era considerado una ofrenda y una bendición, pero ¿Por qué? Porque la mandarina tiene propiedades esotéricas como la mejoría del estado de ánimo, promueve la conexión con nuestras almas de niños, ayuda a alejar el miedo y la angustia, entre muchísimas cosas más.
La ley de las tres peticiones, una ley ocultista que exige que cualquier petición mágica profundamente significativa debe formularse tres veces, era estrictamente respetada en esta disciplina.
El principio en el que se basa esta ley es en el de que, a la primera declaración, se alerta a la mente consciente, a la segunda entra en juego el subconsciente y, a la tercera, el espíritu está lo suficientemente en comunicación con ambos niveles de conciencia como para poder responder por sí mismo sin interferencia de las normas racionales programadas.